El supremo hacedor creyó utilizar la roca más sólida.
Colocó a la mujer de piedra cerca del mar.
Pasaron las estaciones
y las olas fueron carcomiendo el cuerpo inmóvil.
Incesante la lluvia cayó por meses.
De pronto un hombre palpó con sus manos lo que quedaba de ella,
no era más que vestigios de arena.
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Fin
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