Repentinamente las lágrimas,
llegan y se derraman en la tierra,
el estómago se llena de mariposas,
mariposas negras.
Cavo una tumba honda,
construyo un cajón,
dentro solo hay angustia,
uno a uno los clavos la sellan.
Repentinamente la risa,
llega y transforma mi habitación,
el estómago se llena de mariposas,
mariposas cromáticas.
Abro mis ventanas de par en par,
mis manos arrojan pétalos al sol,
en mi solo habita la alegría,
colibríes me anuncian buenas nuevas.
Y el llanto otra vez.
Y la risa después.
martes, 12 de diciembre de 2017
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