las apacibles luciérnagas encendidas,
el viento frío que circunda la ciudad,
el resplandor de los astros en el firmamento.
En cuestión de minutos
desfallece el edén.
Bocinas disonantes de los esperpentos de lata
el sol que incendia tu cabeza,
el calor sofocante del mediodía,
las nubes negras que anuncian la tormenta.
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